La Dieta de Ítala


"A mí me gustan las "flaquitas" y las "gorditas" -le dije, mientras ella abría los ojos asombrada y esperaba con más miedo que impaciencia a que acabe mi desatinada frase. Y yo, encaminado en la vorágine de la estupidez extendía los brazos e inflaba los cachetes y concluía- ... no me gustan las gordoootas". No recuerdo el contexto en que se lo dije. Lo que sí recuerdo es que ella, en ese instante, disfrutaba de un chocolate con galletas de vainilla y bebía Gatorade sabor a mandarinas.

Ítala está entre el limbo -¿o será el purgatorio?- de las "flaquitas" y las "gorditas". Según ella hace tiempo pasó la línea de las "gorditas". Ítala es fanática del chocolate y del "pan con cualquier cosa". Bebe gaseosas si no encuentra Gatorade; "el agua no me gusta" dice convencida. Odia las frutas y vegetales y muere por el pollo de KFC. Busca pretextos absurdos para no alimentarse bien. Pero creo que eso cambió aquella tarde, del último sábado, que solté mi prejuiciosa frase. Ítala está a dieta.

Yo seré su improvisado nutricionista. El "régimen" se inició: sólo le he prohibido dos cosas: el pan y el azucar -y eso quiere decir cualquier alimento que esté azucarado Ítala-. Mi monitoreo será a través del celular y del MSN. Ella no ha sido la única "cliente" que ha depositado su confianza en mi tercera profesión como nutricionista empírico. Dos primas y una ex enamorada han quedado satisfechas ante mis inesperados resultados. Bueno, nunca me he topado con casos extremos sólo bajar unos ocho kilitos de más y listo. Mis servicios son gratuitos, pero a Ítala le cobraré. Ya le he dicho que tendrá que pagar con su cuerpo. Con sexo.

Ítala está refunfuñando ante la exigencia dietética. Pero mujer ¿¡Quién bebe Gatorade con chocolate!? El Gatorade es ideal para la exigencia física y no se debe utilizar como un simple refresco. Ítala quiere bajar unos kilitos de más y ha permitido entrometerme. Hace -exactamente- un mes que disfruto de las curvas y precipicios de su cuerpo, y cuando ya empezaba a conocer de memoria todos sus caminos y atajos decide renovarme la ruta. Ítala, a mi me gustan los trayectos sinuosos y disfrutar del paisaje de tus montes y de la magnificencia de tu selva; y no de los desiertos donde el camino es recto y plano.
- ¿Dejarás de fumar?
- Eso ni pensarlo -le dije, mientras buscaba mi encendedor.