Los Regalos de Navidad


Todavía no consigo departamento. Necesito uno baratito nomás, cómodo y en un lugar tranquilo. Pero eso no podrá ser, por ahora. Porque los regalos navideños me están dejando sin crédito. Y eso que, no soy un católico que celebra con devoción las navidades. No, lo que sucede es que la gente a la cual quiero o estimo sí lo hace; y el ver sus rostros de satisfacción ante el detalle navideño que les obsequio me hace sentir bien, pues, su felicidad es la mia. A pesar que la Navidad se puede ir a la misma mierda.

Y qué puedo hacer, a pesar de que la navidad me llegue a las pelotas, igual tengo mi lista para regalar. Marcelo ya tiene su regalo debajo del árbol, será nuestra primera Navidad separados, y eso genera un sentimiento de culpa en mí que he desahogado comprándole los diez posibles regalos de su "lista a Papa Noel": la clásica bicicleta; autos a control; un jodido robot que hace no sé que mierda y otros más que enumerar da flojera. Se los compré todos y aún me siento culpable.

A mi ex esposa no sé qué regalarle. Al inicio pensé no hacerlo, pero ya descartada esa posibilidad (por rencorosa y despechada) estoy dudando entre unos jeans Fiorucci que sé le gustarán o una agenda para que no se olvide la fecha que firmaremos nuestro divorcio. Difícil ¿no?

A Corina ya le compré la cartera que tanto chilló desvergonzadamente al verla "Ay, Alberto que lindaaa...que hermosa... me la tengo que comprar...pero en febrero"; ´los mensajes subliminales hay que saber captarlos y sacarle provecho. Siempre.

Gabriela es un verdadero problema, pues, qué se le regala a una "amiga platónica" con la cual has tenido algo en el pasado reciente y no quieres que malinterprete el obsequio y a la vez se sienta una más; una del montón. ¿A las amigas se les regala casacas? ¿zapatos? ¿chocolates? ¿joyas? No lo sé, pues, estos son accesorios que nunca le regalé a una amiga. Necesito ayuda, porque soy capaz de tener relaciones con ella para despejarme las dudas. Por ahora, estoy entre un disco de Marc Anthony o un libro de (agg que asco) Coelho, en versión de lujo. También, en un momento de desesperación casi entro a un GYM de moda a comprar un año de suscipción para ella. Pero dude.

Aquí ya todo es sencillo: a mi vieja le ragalé un reloj que le había prometido. A mi viejo la colección de todos los discos de Lavoe, que no tenía y anhelaba como menso a través de Amazon. A Tati mi ex suegra lo he comprado sus chocolates de rigor, para que su entorno-espacio siga disminuyendo. A Pedrito su botella de Pisco Biondi para que la esconda y continúe armando su Bar "Chupemos cerveza, que mis tragos no se tocan". En el juego huevón del "Amigo Secreto" me tocó Bundy, el cual es otro borracho que siempre sonríe ante una botella de Whisky, en este caso Chivas. Tengo algunos sobrinos y sobrinas a los cuales he comprado diversos juguetes que repartiré de acuerdo a quién joda menos en las previas. Y no crean que me he olvidado de ustedes mis fieles e ingratos lectores he aquí "sus regalos":



LA FRAU: a esta desinhibida señorita le voy a regalar un Tour por Máncora, para que estrene el hilo dental que le obsequiaré. Sólo eso, porque hará topless y me bailará toda cachonda en la arena mientras le da la espalda al crepúsculo.

AUTUM SHADE: a esta deliciosa gordita colombiana le regalaré una minifalda para luzca sus piernas, que seguro las tendrá igual que su compatriota Lucecita.

SYBILLA: A la chica SagaFalabella, le regalaré una minifalda de RYPLEY, y así me la subiría a la Rueda Mágica a dar vueltas y vueltas. ¿Sebastian? Que no joda.

RAULIN RAULON: A este muchacho que gusta de los interminables post le regalaría otro terno, porque el que usa en la foto de su blog ya nos tiene podridos.

NTQVCA: A Idalia le regalaré un tratamiento de masajes en un Spa, para que sus hermosas piernas conserven la frescura que siempre irradian. Y claro, una fotografía reveladora.

CALLATETU: A la siamesa le regalaría lo mismo que a Idalia, porque no me gustaría separarlas. Las dos en el mismo Spa. Las dos desnudas y juntas siempre existe la posibilidad de que suceda "algo". ¿No?

JUANECA Y MARKSMAN: A Juaneca un celular a la cual llamaría siempre, a ver si así se aleja un poco de la PC y el MSN en donde siempre se encuentra con su pata Marksman.

JUANITO EL CAMINANTE: Este man, necesita urgente una bicicleta para que deje de caminar como gil y un buen talco que combata los hongos porque esas patas deben oler a mierda de tanta caminata.

ENRIQUE: A este compadre hay que conseguirle urgente un manual de Freud, porque sus dibujos algo deben de decir y no ser los garabatos que yo veo. Ah, y un software de Corel, porque las crayolas ya fueron.

MELISSA MARIN: Esta chica necesita un celular satelital, porque quiero saber dónde anda, esas fotos que publica en su blog son bien pendejas. Ah, y también tu jabon Heno de Pravia.

THE RAVEN: El Doc desde su blog ha enviado el mensaje subliminal que quiere una cirugía de "cacharro" porque nunca le han dicho sexy. Bueno, doc, viendo tu foto algo de razón debe de haber.

LAS GORDAS ARGENTINAS: A estas tres chicas que gustan de la música, sería bueno regalarles un disco de "Heart", a ver si así se desaniman en la empresa de tocar y dejan nuestros oídos tranquilos.

DR G: Al doc, para que vea que cae bien, haré que LOrena regrese al puterío, y te pagaré un polvo con la susodicha. Después sigo yo.

LA CHATA: a esta Chata rica, le regalaré un vestido rojo con un escote hasta el ombligo para que se le vea el alma, pero además, unos zapatos rojos (claro está) pero de la marca "Elevate Shoes" para que estemos, "por ahí", pues, chatita yo mido 1,83.

CYS: A esta chica que desea algún día casarse, le regalaré su cocina (of course), para que ya vaya aprendiendo y se olvide de la empleada. ¿O quieres ser una cornuda?

ALEXIS: Otro doctor, sumido en el arte de la narración. Bueno Alex, estás gordito, así que tu chocolatito diet, te caería de perilla.

MERMELADITA DE PIÑA: A la mami más linda lo único que se me ocurre regalarle es unos pantaloncitos ajustados para que "la rata" la cele y ella se aburra y busque consuelo en este pechito.


KAT: A esta chica renegona un top ajustadísimo para que muestre sus atributos delanteros. Eso sí ¡fuera brassiere!

LASZLO: a este pibe le daré un Manual para No Sufrir por las Chatas, porque el hombre está sufrido por una que lo tiene a punta de pajazos.

MARIELLA ESPICHÁN A esta adolescente le regalaré un Cd de Iron Maiden, para que me acompañe al concierto bien instruída y así se aleje de las malas influencias EMO. A menos, claro está, que ya haya sido seducida por Tokio Hotel y demás mamarrachos.

ALICE: A la tierna Alice le regalaré una sesión personal de masajes por todo el cuerpo, con sexo, si ella quiere; para que no ande quejándose de falta de manoseo y amor.

IMBERBE MUCHACHO: A este lampiño le regalaré un DVD de "Karate Kid" para que no joda con sus suicidas pretenciones de ser Miyagi. Te van a sacar la mierda, lampiño.

Y por supuesto...

WACO : a este pajarraco anónimo, se me ocurrió regalarle una muñeca inflable para que deje las pajas de lado. Tu pisquito, una porno para que te animes con la muñeca y una cuenta de blogger, porque ya es hora, pues, huevón de ser anónimo y no me vengas con la huevada que en eso radica tu encanto, porque eso no tienes carajo.


Y a todos los anónimos un diccionario de la Real Academia, a ver si así me insultan con otras palabras y no con las clásicas tonterías. Aburren, pues. Reclama tu regalo no si no te puse en la lista o si no te gusta mi obsequio.

La Cama Redonda

- ¿Cuál cuarto de invitados?- le pregunté arrugando la cara.
- Cómo que cuál cuarto de invitados. No seas huevón pe` Albertito. Dónde crees que dormiré cuando me meta mi borrachera en esta casa ¿A tu lado? No jodas, pues. O quieres que te bote cuando esté arrimándosela a Paticita, no ¿No?- dijo con aquella sonrisa torcida que lo caracteriza y abrazando con descaro a la señorita que nos mostraba el departamento.

El sábado por la noche regresó Pedrito de Iquitos y lo primero que hizo fue buscarme para emborracharse con el amigo que extrañaba mucho, según él. Tal borrachera no se realizó, "Carajo, me olvidé que tenía que "ponérla al día a Paty", pero en tres rounds salgo con cualquier pretexto. Putamare, y yo que estaba con sed" se quejó Pedrito. El regreso de Pedrito a Lima hizo que mis planes cambiaran postergando mi salida con Corina para otro día. El instinto no me falló,pues, a las 02:30 de la mañana del domingo Pedrito salió, de algún Hostal limeño con Patricia, en busca de alcohol; y lo primero que hizo fue llamarme al celular preguntando por mi ubicación.

Me encontraba en casa de Gabriela poniendo en práctica nuestro pacto de "amistad platónica", es decir, sin sexo. Por supuesto, que ese pacto me lo pasaré por los huevos apenas ella me insinúe el rompimiento de tal. Bebíamos nuestra segunda botella de vino cuando recibí la llamada de Pedrito, que dijo vendría con Patricia y mucha cerveza y cigarrillos. "Esconde la tripa Albertito, que estoy subiendo las escaleras, porque eso de amigos platónicos es pura mierda" dijo Pedrito mientras se escuchaba, a través del celular y de la puerta, una carcajada eufórica.

Regresé a casa de mis padres a las diez de la mañana bajo la mirada inquisidora de mi madre. Fue en ese momento en que decidí que es tiempo de mudarme, pues, ahora sí no hay modo de regresar a mi antiguo hogar con mi, ahora, ex esposa. Las cosas serán más costosas y, definitivamente, el ahorrar será mucho más complicado. Pero, la tranquilidad no tiene precio. Y en esas estoy junto a Pedrito que me acompaña a encontrar el departamento adecuado o "el bulín" como quiere llamarlo Pedrito.

- Te puedes comprar una cama redonda, así como la de "Porcel y Olmedo" ¿Recuerdas esa cama de la película?
- Sí, Pedrito. Pero no alucines feo; esto va a ser un departamento normal no uno que parezca "chongo"(*).
- Pero en una cama redonda te la tirarías en simetría perfecta a la Gabrielita, huevón- dijo mientras ponía un rostro muy parecido al flaco Olmedo.
- Ya te he dicho que somos amigos, y nada más. Y espero continuar así que es lo mejor ¿No te parece?
- Está bien, huevón. No te exaltes. Pero eso sí, no te olvides del cuarto de invitados a la hora de decidir- dijo con verdadero interés.
- No habrá cuarto de invitados Pedrito- concluí tratando de calmarme.
- Entonces tiraré en tu cama redonda.


PORCEL Y OLMEDO "LOS CABALLEROS DE LA CAMA REDONDA"


(*) Chongo: prostíbulo en jerga peruana.

Problema de Pelos


- Nooo, Alberto. ¿Por qué te resuraste?
- Pues, ya estaba aburrido de esa barba.
- Pero, a mi me gustaba Alberto- concluyó resignada.

No tomó muy bien el intempestivo cambio. Pero ahora, Corina se consuela con "esa barba que raspaba como lija" de tres días que siempre me dejo; pues, no soy muy afecto a las rasuradas diarias. Aunque, sospecho que a Corina más que gustarle mi look barbado, ella se sentía cómoda con la vellosidad facial más por una cuestión de reciprocidad de edades. En todo caso, si mi sospecha fuera cierta, la "preocupación" de Corina no tendría asidero; pues, ella no aparenta sus bien llevados 35 años. Cualquiera apostaría que es una guapa veinteañera.

- Eres un mocoso, Alberto- me dijo irónica, mirando fijamente mi rostro libre de pelos.
- No jodas, Corina. Sólo nos llevamos seis años. Y eso no es mucho.
- Eres un mocosito- repitió mientras se colocaba su calzoncito blanco.
- Pero uno, que te hace gritar como una quinceañera.
- ¡Que engreído!- concluyó ruborizada.

Y es verdad, soy un engreído. Porque, quien se lleva el mérito en destreza sexual, es Corina. Y yo soy su feliz aprendiz; pero soy un discípulo bastante aplicado y emprendedor. Un extasiado admirador que intenta seguirle el ritmo con agitado ímpetu. Súbdito genuflexo ante una reina que le ordena interminables cunnillingus que accedo más que gustoso. Coño jugoso ante una lengua sedienta.

¿Pero qué puede provocar que un plebeyo se rebele ante los designios de su Reina, desobedeciéndola en sus deseos peludos? Las respuestas pueden ser diversas, pero sólo una es la verdadera. Y es que, la barba jode y pica. Y no lo pensé mucho cuando hace unos días -en circunstancias ya relatadas (leer post anterior)- hizo su aparición una carnosa y pecosa princesa que me brindó el pretexto esperado para deshacerme de mi peluda apariencia.

- Albertito, tu barba me hinca cuando me besas. Rasúratela ¿Ya?- me exigió casi suplicante.
- Ok, Gabriela.

La Señal

Necesitaba una señal. Las pecas de su escote me gritaban: "tírame", "fóllame", "cáchame". Necesitaba una pequeña señal para avalanzarme sobre ella. El pecho me ardía de la angustia por no morder sus ricas tetas.

- ¿Estás saliendo con alguien, Alberto?
- No. No tengo mucho tiempo para eso- le mentí.

¿Esa era la señal que estaba esperando? No, sólo está preguntando. No entendía por qué estaba tan desconfiado. ¿No estoy saliendo con nadie? Esa mentira me salió bastante natural. Sin titubeos. ¿Qué estará haciendo Corina? Lo lamento Corina por negarte, pero no puedo resistir la tentación. No te pediré que me comprendas, porque nunca sabrás de esto. Disculpa mi debilidad pero soy más débil de lo usual cuando tengo frente a mí un buen par de tetas. ¿Si me arrepiento de haber aceptado esa invitación, y haberte dicho que iba a una comisión de trabajo en provincias? ¿La verdad? ... No, no me arrepiento. No me siento culpable. Es que... ya estoy acostumbrado.

Mientras ella me besaba, no pensé en Corina. Sólo pensaba en qué momento me dieron la señal, cuál fue. No recuerdo mucho. Pero, sí recuerdo buscar con desesperación lactante sus tetas. Y mientras las besaba y chupaba con fervor, podía ver cómo aquellas pecas me ofrecían la bienvenida y yo, ya rendido, les rendía pleitesía. ¿Soy una basura, un desgraciado por ser infiel? No, no lo creo. Mientras evite por todos los medios de que "la engañada" se entere, ella estará a salvo de cualquier "sufrimiento". Y créanme, nunca se enterará. ¿Cuál fue la señal que me dió para que yo ahora repose desnudo a su lado? ¿Cuál fue, maldita sea? Creo que nunca recordaré. O tal vez nunca hubo tal señal.

- Voy a bañarme Alberto. Cuando salga quiero verte aún aquí y no que te vayas así sin avisar; como la última vez.
- No te preocupes, Gabriela. Aquí estaré.

La Pregunta


- ¿Y ahora qué seremos?- me dijo con sus ojotes más abiertos que de costumbre.
- No te entiendo.
- ¡ ¿qué seremos, pues. Enamorados, novios, amantes... amigos cariñosos? No sé.
- Ah, eso. ...¿Es importante que nos etiquetemos?
- No, Alberto. No es eso. Pero, al menos, si vamos a seguir saliendo quisiera saber qué lugar voy a ocupar.
- No había pensado eso Corina. Yo asumía que todo era... evidente ¿no?
- ...
- Además, por qué tengo que ser yo el que defina "qué somos". Tú puedes hacerlo. Me gustaría saber en qué lugar me tienes también- lo dije sin demostrar la ironía con la iba cargada la frase. No quería una pelea por susceptibilidades.
- ¡Ah, no! Alberto, eso es labor de hombres. Una mujer nunca hace eso. Hacer eso es como "declararse".
- Pero si escoges ser mi amiga, no estarías "declarándote".
- No, pero quedaría como si fuese una puta.
- ... Bueno, y entonces ¿Qué quieres que haga?- le pregunté con bastante incomodidad.
- No sé, Alberto- me respondió levantando los hombros y bajando la mirada.
- Me acerqué y la tomé suavemente por su cintura que estaba fría, casi helada. La besé en la frente y ella pegó su cara a mi pecho; para preguntarle ("declararme") sin ánimos, pero con bastante convicción- ¿Quieres ser mi enamorada?
- Claro, tonto- respondió con un susurro casi imperceptible; mientras yo suspiraba con más escepticismo que resignación.

Entre preguntas no resueltas

Hay preguntas que son difíciles de responder. Pero son difíciles porque no tenemos una buena mentira que decir, y ante la ausencia de estas (digo, las mentiras), muchas veces cometemos la imprudencia de responder con la verdad.

- ¿Qué pensaste cuando nos presentó Pili?- me pregunto Corina, abriendo sus ojazos marrones, mientras sorbía divertida su refresco.
- Pensé, que estabas riquísima y lo bien que lo podríamos pasar teniendo sexo- le respondí sin inmutarme y observando cómo su rostro adquiría un rojo intenso, pero no de rabia, sino, de vergüenza.
- Eres un mentiroso, Alberto.
- Tienes razón. Pero ahora, no lo estoy siendo.
- ¿Siempre eres así... tan directo?-
preguntó confundida.
- No, contigo estoy estrenando esta faceta.
- Me estás tomando el pelo, Alberto. A ver, dime ¿Por qué no te aprovechaste de mí la otra noche que tuviste la oportunidad?
- Porque soy un tremendo huevón y porque estabas muy borracha que, tal vez, no hubiese sido tan divertido... pero, más porque soy un huevón.
- Jajaja. No, no lo eres Alberto.
- Sí, sí lo soy Corina.


No esperé que Corina me llamara después de nuestra fallida primera cita (leer post: “Titubeos con Corina”). La llamé yo, preguntando si se encontraba bien. Ella, avergonzada por haberse emborrachado y sintiéndose culpable de su etílico comportamiento me ofreció invitarme al cine. Acepté. La hice pagar todo, sin remordimientos. Pero después, afloró el macho-pagador que todos los hombres llevamos y para compensar su amabilidad la invité a cenar aquella misma noche de viernes. Es aquí, mientras cenábamos pastas, que Corina se transformó en la seductora-preguntona que todas las mujeres llevan consigo.

- ¿Te intimida que sea mayor que tú?
- No, Corina. Nunca me he preocupado por el avasallamiento cultural o sexual que puede tener alguien mayor que yo, me siento preparado para lidiar con eso. Me preocupa, el por qué una chica tan guapa e inteligente aún esté disponible.
- ¿Será porque algunos hombres son miedosos y temen acercarse?
- Tal vez, sea cierto. Pero lo que yo quiero es acercarme lo más posible.
- No veo que alguien te lo impida-
me respondió apoyando los codos sobre la mesa y estrenando una seriedad arrechona. Mientras me acercaba a ella estirándome desde mi silla, para estamparle un beso en el lado izquierdo de su cuello, ella entrecerraba sus ojos y su fragancia subyugaba mis sentidos para el resto de toda la noche. Y mientras ella me esclavizaba preguntó casi susurrando- ...¿Alberto... de qué eres capaz con tal de llevarme a la cama?
- De cualquier cosa.
- ¿Hasta de besarme los pies, ahora mismo?


Siempre me gustaron las mujeres locas. Corina está con un pie en algún hospicio. Las locas siempre son divertidas, pero todo tiene un riesgo. Y el no ser curioso es un pecado, el estar cerrado a toda experimentación es un crimen que uno mismo no se debe perdonar. Y Corina es mi nueva e inexplorada droga. Una orate que no tuvo reparos en descalzarse y levantar su pie para ofrecérmelo. Lo besé y lo lamí. Y sí, me sentí ridículamente abochornado, pero lujuriosamente satisfecho. Y sí, también, sabía que aquella noche por fin follaría, después de un largo periodo de sequía. “Lapsus pajaritus”. Aquella noche, mi lactoso néctar fue recibido con la bienvenida que siempre merece. Y, claro, aquella noche las preguntas tampoco cesaron.

- ¿Te gustò?
- Por supuesto, y exijo repetición-
le respondí en honor al ilustrado fellatio ofrecido.
- Jajaja. Está bien, pero ahora tú primero.
- Me parece justo. Pero descansemos un ratito.
- ¿Estás cansado? ... eso es porque fumas mucho.
- ...
(seguí fumando)
- Me gusta tu barba. ¿Siempre la has usado?
- No. Siempre me la rasuro. En estos días seguro lo hago.
- ¡Nooo! Déjatela, a mi me gusta. ¿Te la vas a dejar?
- ... Está bien. Me la dejaré.
- ¡Que lindo eres!
- ...
- ... ¿Ya estás listo para la repetición?

- ...